Maestría en Estudios Sociales, acercándose a los territorios

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May 11, 2021
Escrito por: Alejandra López

Así lo explica la profesora Marisol Ávila, egresada de la maestría y docente del Departamento de Ciencias Sociales. Para ella ese es el valor agregado de este posgrado que ofrece la UPN, que busca formar profesionales capaces de formular y desarrollar investigaciones y procesos de consultoría y asesoría en diferentes contextos como instituciones educativas, entidades estatales, organizaciones no gubernamentales y asociaciones o movimientos sociales. 

Un tema que cobra especial relevancia en el convulsionado contexto nacional por el que estamos atravesando. “La importancia de un programa como este en el país es su capacidad de visibilizar que aun cuando esas áreas apartadas sufren de un abandono estatal tan grande, estas existen para quienes nos comprometemos con la investigación como una posibilidad de desarrollo y cambio para el país”, asegura.

Esto se ha reflejado en el trabajo que la profesora Ávila ha adelantado desde su rol de investigadora, el cual ha rendido frutos entre los que se destaca su más reciente publicación “¿A cambio de qué nos sacaron de allá?”, un libro que recoge una experiencia de carácter etnográfico en la que se reúnen las voces, las experiencias y disputas que han librado los integrantes de la comunidad de recicladores comuneros.

Una población que desde la década de los 50 se ha venido enfrentando con distintos sectores de gobierno para acceder a su derecho a la ciudad y a la vivienda. Una investigación con la que la docente extendió la experiencia adquirida desde la Maestría en Estudios sociales, cuando inició sus acercamientos con la comunidad en 2014.

“Llegué a ellos primero por mi experiencia docente en un colegio de Suba donde habían unos problemas de segregación escolar muy curiosos. A los estudiantes que venían del barrio Comuneros siempre se les señalaba y se les estigmatizaba por el lugar en el que vivían”, recuerda la profesora Ávila, quien a partir de ahí empezó a indagar sobre la historia de esta comunidad, la cual se ha relacionado estrechamente con los procesos de crecimiento y urbanización en la ciudad de Bogotá como consecuencia del conflicto bipartidista. 

“Hablamos de una de las invasiones de suelo urbano más antiguas y de mayor resistencia en la zona industrial. Estuvieron desde la década del 50 hasta inicios de los 90, con un área de invasión que va sobre la carrera 42 entre la calle sexta y 13”, explica la investigadora sobre este lugar en el que se asentaron más de cien familias que permanecieron allí más de dos generaciones.

Un escenario en el que a pesar del abandono lograron autogestionar todo lo que necesitaban a través del reciclaje, trabajando juntos y manteniendo el acompañamiento cercano de los más pequeños en casa. Modo de vida que mantienen hasta que su territorio se empieza a cruzar en el camino de proyectos de movilidad de la capital del metro, lo que da inicio a procesos de desalojo y reubicación con consecuencias importantes sobre esta comunidad.

“Esta situación los lleva a un escenario que no les garantiza su seguridad, su derecho al trabajo, pero lo más lesivo para ellos es tener que dejar solos a sus hijos en casa en un escenario cuyo contexto es de violencia y microtráfico”, relata la investigadora Ávila, quien incluye en su libro reflexiones alrededor del significado del hábitat más allá de la vivienda.

“Creo que  el potencial de una investigación como esta no es solo la fortaleza que recibí en mis ciclos en distintos talleres y clases de la maestría sino también tener la sensibilidad para identificar problemas que no se acaban en dos años”, afirma la docente. El programa se convierte en un punto de partida que deja puertas abiertas hacia otros proyectos comprometidos con la comunidad. 

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