Dec 2, 2020
Escrito por: Sonia Zamora
El área de proyectos de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) enfrentó durante el 2020 uno de sus mayores desafíos: construir en medio de la pandemia del COVID-19 un nuevo Centro Cultural para la comunidad universitaria.
Este plan bandera incluyó 600 metros cuadrados de adecuación en el segundo piso del Edificio E de la calle 72, que abarcó obras de rediseño, remodelación y redistribución del espacio, teniendo en cuenta criterios para mejorar la funcionalidad, la accesibilidad, la ventilación y la iluminación del espacio.
El objetivo de crear el Centro Cultural Paulo Freire se planteó desde el momento en que se dejó contar con las instalaciones que se conocían como el Centro Cultural Gabriel Betancourt Mejía, las cuales no se encontraban dentro de la construcción de la calle 72, que puede ser considerada como el epicentro de la Universidad.
Así lo explica Camilo Andrés Suárez Cañón, arquitecto del área de proyectos de la oficina de Planta Física de la UPN. “Por ese motivo traer a esta sede el Centro Cultural refuerza su importancia y la imagen de la institución como epicentro de este tipo de expresiones».
Se eligió para este proyecto un espacio que permitía conectar lo que pasa al interior de la UPN y lo que sucede en la ciudad, pues el propósito era que este nuevo centro fuera un elemento articulador que mostrara a toda la población la producción intelectual y cultural de los futuros maestros del país.
Se concentró la atención en lograr tres usos de este nuevo espacio, el primero de ellos fue la creación de dos nuevas salas de conferencias, para 150 y 100 personas que están a pocos metros del auditorio multipropósito, lo que permite tener una oferta completa para la organización de eventos.
Se cuenta ahora con el gran auditorio, que puede albergar un aforo mayor, y con estos dos nuevos espacios, más pequeños, para eventos a los que asiste un público más específico. Con la importante ventaja de que existe la posibilidad de tener acceso directo a este lugar desde el exterior de la institución, para quienes no pertenecen a la comunidad universitaria.
El nuevo Centro Cultural también alojará al Museo Pedagógico Colombiano, que se encuentra actualmente en las instalaciones del Instituto Pedagógico Nacional (IPN) en la calle 127.
Se busca que las piezas y documentos del museo no estén aislados de la comunidad universitaria y sean de fácil acceso. Para ello se generaron condiciones adecuadas de conservación, humedad e iluminación para el cuidado de este patrimonio y se buscó que tanto los estudiantes como los habitantes de la ciudad pudieran conocerlo.
Este contará además con una sala de exposición que recibe a los visitantes internos y externos, una sala de lectura y un espacio para albergar el archivo, junto al área de oficinas desde donde se desarrollará la coordinación del museo.
El último recurso con el que contará el Centro Cultural es la librería, pues se decidió que era importante mostrar la producción editorial a las personas ajenas a la comunidad universitaria, por lo que tendrá las ventanas como vitrinas de exposición hacia el costado occidental.
Adicionalmente, se remodelaron los baños del segundo piso para lograr que fueran funcionales para personas con movilidad reducida. Cuentan con espacios amplios, barras de apoyo, lavamanos y sanitarios apropiados, para la comodidad de esta población.
Sobre este proyecto, que se culminó a finales del mes de julio, el arquitecto Suárez explica que se trataba de edificios muy antiguos de los que no existían planos o se contaba con unos básicos sin la información requerida, por lo que se encontraron con muchas sorpresas al inicio de la construcción.
“Estas son muy difíciles de identificar hasta no entrar a demoler, entonces eso nos obligó a estar en un proceso constante de ajuste de los diseños para lograr el objetivo, respetando las condiciones estructurales del edificio», detalla el arquitecto.
En medio de las cuarentenas generalizadas y por localidades que se tomaron como medida para frenar la propagación del COVID-19, también se hizo necesario replantear constantemente las programaciones de obra para cumplir con la normativa y proteger la salud del personal.
Un equipo de trabajo dispuesto fue la clave para superar los retos que se plantearon para la terminación del centro. Como lo expresó el arquitecto Suárez, las obras no son solo dinero y gestión, en ellas juegan un papel fundamental los seres humanos que trabajaron para convertir los materiales en las estructuras que finalmente disfrutara la comunidad universitaria.